OCEANIA
MARTHA'S MUSIC, EMI. (2012)
Por: p4ko maple
A veces intentamos olvidar
el pasado a ese espacio de tiempo que transcurrió, a veces sólo lo
“recuperamos” en fragmentos de recuerdos, en diversos instantes en forma de
canciones, este pasado puede presentarse de diversas maneras con rostros que
han cambiado, con siluetas que crees reconocer cuando circulan por tu mente,
con fotografías mentales que se transforman y que evolucionaron que cambian en
un presente ambiguo; porque en segundos formara parte de ese pasado, todo
aquello que te rodeaba también cambio, las personas fueron desapareciendo poco
a poco y los sonidos con los que te hacías acompañar en algún momento de la
vida sea cual sea en una tarde lluviosa, fría, triste, agradable, alegre,
también cambiaron; a veces piensas que el pasado es mejor recordarlo como es y
dejarlo allá en aquellos lugares sin mencionarlo, sin rascar nada porque no
tiene caso remover esas viejas heridas y esos escombros, con sus momentos, con
sus tristezas, con sus alegrías, con sus triunfos o fracasos, con sus rostros,
con sus fotografías, con sus imágenes, con sus sonidos; pero otras veces sin
quererlo y sin que nada hagas este vuelve, regresa para decirte que aún es
tiempo de cambiar de reinventar de aprender y re-aprender de los errores, de
que existen cosas que valen la pena recuperar sólo es cuestión de permanecer
en ese punto exacto para poder rencontrarnos con aquello que se perdió y de
tener la mente abierta para escuchar aquellos viejos sonidos que evolucionaron
en algo “nuevo”..
En los años noventas existía
una banda llamada The Smashing Pumpkins
mis héroes del rock "Alternativo" eran grandiosos al menos en
aquellos años pensaba eso, desde el primer disco Gish al escucharlo llenaron un hueco de nostalgia, de melancolía,
“rebeldía”, con letras que atormentaban mi alma
joven, en 1993 llego el Siamese
Dream una joya dentro de ese pasado musical con piezas y melodías
inolvidables que hoy en día reproduce mi dispositivo de música portátil y
remueve parte de ese pasado, con los años (1995) llego el que sin duda lo
considero como la obra maestra de Billy
Corgan el álbum doble Mellon Collie
and The Infinite Sadness .... Pasaron los años y ningún disco logro superar
ese nivel de composición de nostalgia, de tristeza, de amor, de angustia, de
"dolor"… a esas obras; había piezas sueltas en trabajos posteriores
pero hasta ahí, los viejos años, los grandes años de las calabazas aplastadas
habían pasado…
Los años no perdonan los
errores tampoco al necio, genio incomprendido, loco y lleno de esa remembranza
por los años pasados Billy Corgan se
negaba a claudicar continua a pesar de que los miembros originales de aquella
gran banda fueron “desapareciendo” primero fue la bajista D’arcy Wretzky, después James
Iha, al final Jimmy Chamberlin;
pero hoy con nuevos integrantes y por necedad del único integrante original se
siguen llamando los Smashing Pumpkins
y están de regreso después de muchos años y de que habían prometido lanzar de
manera gratuita 44 canciones las cuales formarían un gran “disco” llamado Teargarden by Kaleidyscope que seria
lanzado en pequeñas cajas con el tiempo, Billy
Corgan quién le puede decir o enseñar a él algo en más de 20 años sigue
creando obras con sus triunfos, con sus fracasos pero siempre en busca de algo
en la música y tratar de qué con ella se trascienda con el paso de los años; el
pasado regreso ya no es el mismo ha evolucionado, el disco se titula Oceania, no se puede olvidar de su
pasado y menos sí este le dejo cosas buenas y todo ello Corgan lo retoma y muestra algunas partes del pasado, sobre todo
los viejos sonidos que identifican la esencia melódica tan peculiar de los Smashing Pumpkins reinventándose porque
ya no son los noventas para lograr algo diferente, existen aquellos sonidos de guitarras
ruidosas, el bajo, aquellas influencias
del viejo rock, por momentos pequeñas pinceladas de rock progresivo sin abusar,
sonidos con los que Billy Corgan "creció" y que le
agradan emplear, sin olvidarse del empleo oportuno de instrumentos de cuerdas
un tanto orquestales y piano, además del apoyo de sintetizadores en diversos
momentos en algunas melodías que hacen pensar que en verdad algo cambio y que
algo maduro en estos años, la batería no tan potente pero bien lograda y su
peculiar voz, con esos instantes sonoros de aquellos Smashing Pumpkins del pasado, es algo de lo que no se puede deshacer tan fácilmente con
el paso de los años; el diseño de la portada una de las mejores en toda su
discografía transmite esa sensación de que algo muy profundo se renovó; desde
la primera canción “Quasar” sabía que
algo había trasmutado que ya no eran los mismos un disco lleno de “riffs” de
guitarra con espacios y cambios de ritmo en algunas canciones que van de lo
tranquilo a lo “ruidoso” y sublime, “Panopticon”
tiene el mismo carácter pero al llegar a la canción “The
Celestials” mi mente viajo por ese pasado y sin comparar, pero me
remitió por esa fuerza nostálgica a “Disarm”;
“The Celestials” es una de mis
canciones favoritas lo tiene todo esas guitarras llenas con sonidos de viejas
batallas, ese olor a nostalgia y con su
dosis de instantes orquestales con espacios atemporales que dignifican
cualquier error del pasado en segundos,
de magnifica manufactura con letras llenas de melancólica y esperanzadoras
donde el amor como constante lírica gira en ese espacio de tiempo, el circulo
avanza y se escucha “Violet Rays”
otra de las grandes canciones que integran este disco desde el comienzo con un
poco de esos sonidos con tintes progresivos que se transforman lentamente hasta
que la canción te envuelve en una atmosfera llena de un amor con sabor a
pasado, continua el disco y llega el momento de “My Love is Winter”, con una carga de elementos sublimes producto de
esos solos de guitarra a mitad de la canción “Mi amor invernó, mi amor se ha perdido entre la niebla silenciosa..”
el circulo sigue girando y llega la canción que sin duda deja a un lado ese
pasado al menos en el sonido con un “loop” secuencial que permanece en un
primer plano hasta el final “One Diamond,
One Heart” una nueva banda ha surgido de las profundidades mas obscuras en
esta canción, con esas capas de resonancias musicales de sintetizadores que se impregnan
en la mente desde el principio te mantiene siempre estático durante varios
minutos de la canción, hasta quedar grabada en algún lugar de la memoria, “Pinwheels” siguiendo con esa secuencia
de sintetizadores y piano como introducción, gradualmente todo cambia y la
canción crece entre sonidos de guitarras que lloran por ese pasado que aún se
niega a desaparecer y todo puede cambiar junto con esa Luna que se convierte
cada día en amante del Sol, continua la devastadora, pero emotiva “Oceania” con esos instantes melódicos
largos en donde al llegar aquí todo puede suceder lo inesperado te envuelve
durante nueve minutos con esos viajes épicos sobre diversos paisajes sonoros, “Pale Horse” la nostalgia suele aniquilar
esas microscópicas partes que forman un conjunto de recuerdos propensos a
salir, continúan piezas mas cercanas a ese pasado “The Chimera”, “Glissandra”,
“Inkless” con estructuras bien
logradas, concretas, precisas que recuerdan a esos viejos años, el disco cierra
con la melancólica “Wildflower”
canciones que evocan a una continuación, de que algo quedo inconcluso allá en
aquella línea del tiempo y que secuencialmente era necesario cerrar en algún
momento hasta formar y concluir aquel circulo que quedo incompleto para poder
dar paso a esté presente con unas nuevas “Calabazas Aplastadas” con un digno
trabajo, no están inventando nada, sólo
están haciendo lo que el pasado les dejo de aquellas viejas batallas y qué principalmente
el pasado enseño a no "olvidar"; a reconstruir fragmentos que
quedaron dispersos en el tiempo para lograr un presente digno lleno de melodías
prometedoras que constituyen un buen disco sin caer en pretensiones, un circulo
de música honesto, con un regreso lleno de viejos sonidos con una visión sonora
de que el presente ya no es ni será el mismo, ha cambiado …
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